Por Niu Qingbao
Durante su visita a Chile hace unos días, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, Bob Menéndez, hizo comentarios irresponsables que dañaron la soberanía e integridad territorial de China, además de atacar y difamar los asuntos internos, la diplomacia y las empresas de China, lo que viola las normas de las relaciones internacionales y los principios diplomáticos básicos.
Sus palabras están llenas de prejuicios ideológicos, derivados de una mentalidad de la Guerra Fría, a la cual China se opone firmemente.
En primer lugar, el senador Menéndez comparó la cuestión de Taiwan con la crisis de Ucrania e inventó una falsa narrativa de que China intenta “ocupar el territorio de Taiwan”. La verdad es que los dos temas no pueden compararse, ya que el de Ucrania es una disputa entre estados soberanos, mientras que el de Taiwan es un asunto puramente interno de China. En el mundo solo existe una China, lo que no solamente es una evidencia histórica, sino también un hecho legal y el consenso general de la comunidad internacional.
El senador Menéndez debe saber que Estados Unidos asumió un compromiso claro con el Comunicado Conjunto entre China y Estados Unidos sobre el Establecimiento de las Relaciones Diplomáticas firmado en 1978, en lo cual se estipula que “Estados Unidos de América reconoce formalmente que hay una sola China, Taiwan es parte de China y que el Gobierno de la República Popular China es el único Gobierno legítimo de China. Dentro de dicho contexto, el pueblo estadounidense mantendrá los lazos culturales, comerciales y otras relaciones no oficiales con el pueblo de Taiwan”.
Por tanto, si Taiwan es reconocido como parte de China ¿Cómo puede existir una “ocupación” del “territorio” de Taiwan por China?
Recientemente, Estados Unidos insistió en organizar un viaje de “tránsito” de la líder de la fuerza secesionista por la independencia de Taiwan, Tsai Ing-wen, por su territorio. Y el presidente de la Cámara de Representantes estadounidense, Kevin McCarthy, sostuvo una reunión oficial de perfil alto con ella. Una vez más, la tercera figura política de más alto rango de Estados Unidos interactuó con Taiwan de forma oficial, lo que viola gravemente el principio de una sola China y las disposiciones de los tres comunicados conjuntos sino-estadounidenses.
Estados Unidos, en repetidas ocasiones, ha mantenido en alto la bandera de la “inviolabilidad territorial” en la crisis de Ucrania, pero ha socavado continuamente la soberanía y la integridad territorial de China en la cuestión de Taiwan, lo que denota un doble rasero flagrante.
En segundo lugar, aunque el senador Menéndez no paró de hablar de “democracia”, “libertad” y “derechos humanos”, la verdad es que para Estados unidos estos conceptos no son más que excusas y herramientas para intimidar a los débiles y reprimir a otros países.
A ojos de los señores como Menéndez, cualquier país catalogado como “antidemocrático” por Estados Unidos no es digno de proclamar la soberanía, seguridad y derechos de desarrollo; mientras que bajo las banderas de “democracia”, “libertad” y “derechos humanos”, Estados Unidos tiene derecho a invadir tu país, subvertir tu gobierno y robar tu riqueza. Sin embargo, si quieres luchar contra el crimen y mantener la unidad nacional, estás “atacando a la democracia”.
Si al senador Menéndez realmente le importaran la democracia, la libertad y los derechos humanos, debería respetar los sistemas democráticos de otros países, la libertad del pueblo para elegir sus propios caminos de desarrollo y el derecho a elegir libremente a sus socios sin convertirse en objeto de invasiones estadounidenses o sanciones ilegales.
Para ello, el senador Menéndez debería comenzar por sí mismo, asegurar que los grupos de interés dejan de manipular la democracia estadounidense, preservar la libertad del aborto voluntario para todas las mujeres en su país, defender a los niños y alumnos de la violencia armada, proteger a las personas de color de la brutalidad y violencia policial de naturaleza discriminatoria, y garantizar el derecho de los jóvenes a estar protegidos contra los peligros derivados del abuso de drogas.
En tercer lugar, el senador Menéndez declaró que “lo de China no es una cuestión de relaciones comerciales, sino en qué mundo queremos vivir”. Entonces ¿En qué mundo queremos vivir? La respuesta de China es que todos los países comparten un futuro común y, solo fortaleciendo la unidad, podemos abordar las dificultades y desafíos que todos enfrentamos.
Con este fin, China ha propuesto sucesivamente el concepto de construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad, la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la Iniciativa para el Desarrollo Global, la Iniciativa para la Seguridad Global y la Iniciativa de Civilización Global, llamando a todos los países a buscar el máximo común divisor para construir un mejor futuro, fortalecer los intercambios y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones, promover valores comunes de la humanidad como la paz, el desarrollo, la equidad, la justicia, la democracia y la libertad, con miras a trabajar juntos para construir un mundo de paz duradera, seguridad universal, prosperidad común, apertura, inclusión, limpieza y belleza.
Por el contrario, los señores como Menéndez imponen sus valores occidentales en todo el mundo, trazan líneas de demarcación ideológica, avivan la hegemonía, la política de poder y de grupos, aplican un doble estándar sobre el derecho internacional y las reglas internacionales, intentan desvincularse de los otros, cortar las cadenas industriales y de suministro, y construir “un pequeño patio con vallas altas” para llevar a cabo un bloqueo tecnológico, separando lo que desde su punto de vista es el bien del mal.
En cuarto lugar, el senador Menéndez dijo que China “no tiene estándares medioambientales, no le importan” y que “Estados Unidos tiene los estándares medioambientales más altos del mundo”.
La verdad es que China es el mayor productor mundial de energía limpia, proporciona equipos de producción de energía limpia a todo el mundo y fabrica bienes de consumo para el mundo a expensas de su propio medioambiente. En el caso del consumo de electricidad per cápita, el nivel de Estados Unidos es cinco veces mayor al de China.
Cabe señalar que Estados Unidos es el mayor exportador de residuos del mundo. Los llamados “estándares medioambientales más altos del mundo” se basan en contaminar el medioambiente de otros países. Si el senador Menéndez realmente se preocupara por el medioambiente, debería pedir al gobierno de su país que dé a conocer los daños a la salud y medioambientales causados por el derrame de sustancias químicas tóxicas que tuvo lugar en Ohio.
El senador Menéndez también usó la protección medioambiental como pretexto para intentar establecer una cadena de la industria del litio que excluya a China. El hecho es que las empresas chinas han dominado la tecnología de explotación ecológica más avanzada y son líderes en el procesamiento de minerales. Tienen el interés y la capacidad de cooperar en la cadena completa del litio en Chile como la exploración, extracción, refinación y procesamiento, ayudando al país a construir un sistema industrial más completo sobre la base de la protección del medioambiente e incrementando el valor agregado del litio en Chile.
En quinto lugar, el senador Menéndez manifestó que los chinos tratan de tener a los países “sumisos ante lo que ellos quieren hacer” y que Estados Unidos “trata, por principio, de convencer a los países”, lo cual es una tomadura de pelo absoluta.
La cultura china aboga por no hacer a otros lo que no quieres que te hagan. Una de las tradiciones de la diplomacia china es considerar que todos los países, grandes o pequeños, son iguales, por lo que China nunca amenaza a otros con la fuerza, forma alianzas militares, exporta ideología, va a la puerta del otro instigando conflictos, ni señala con el dedo los asuntos internos del otro. Tampoco provoca guerras comerciales, suprime empresas de otros países sin fundamento, ni impone sanciones intimidatorias y jurisdicciones de brazo largo.
Sin embargo, las formas de Estados Unidos para “convencer a los países” son golpes de estado, amenazas por la fuerza, aislamiento político, sanciones económicas y bloqueos tecnológicos. Países como Granada, Panamá, Irak, Afganistán o Siria han sufrido esta experiencia en carne propia. Si Estados unidos fuera segundo en la clasificación general de “diplomacia coercitiva”, nadie se atrevería a ser el primero.
Lo que necesita el senador Menéndez, en definitiva, no son acusaciones en contra de los demás sino más bien un espejo para verse reflejado en él y reflexionar. Fin
(El autor es el embajador de China en Chile)